En la serie infinita de la cuarentena, día tras día, desde el inicio del encierro el 20 de Marzo hasta el 9 de Noviembre del año 2020, capturé una imagen de este mismo lugar. Con el celular como mi fiel instrumento de registro, procuraba realizar esta tarea entre las cuatro y las seis de la tarde, sin importar si el sol brillaba, la lluvia caía, la niebla envolvía, el calor abrasaba o el frío congelaba. Cada uno de estos estados me acompañaba en estas circunstancias.

Fue una cuarentena que se extendió infinitamente, atravesando las estaciones del año sin cesar. Este lugar se encuentra a una cuadra de mi hogar, y se trata de un terreno abandonado que ha estado en venta durante más de una década. Un muro de carteles de publicidad vial lo rodea, y en aquellos últimos días de Marzo, amaneció con el aviso implorante, estratégico, según la inocencia de quien lo observe, de “Quédate En Casa”.

Al ser un espacio no habitado, se convierte en terreno fértil para los despojos de los vecinos y los desechos de los extraños de paso, o incluso en refugio para aquellos en tránsito que lo adoptan como su hogar temporal. Simplemente invita a perderse en la mirada tranquila frente a la absurdidad del mundo.

Además, al ser una calle sin salida, con escaso movimiento vehicular, durante la cuarentena se convirtió, sorprendentemente y de manera gradual, en un paseo para los vecinos con sus hijos y mascotas.

Aquí comparto 25 fotografías, de las 234 que existen, como una muestra variopinta, sabiendo que algún día todas estas imágenes formarán parte de un proyecto o serie en la que se plasmará la idea del transcurrir del tiempo, de la desesperanza y el hastío, de la tensa quietud que anuncia la inducción al caos temido y conocido, en un encierro sin precedentes ni futuro certero.